El hombre siempre se ha guiado en la construcción de esa obra por sus sentidos, vista, oído, tacto, olfato y gusto, sin olvidar el motor de la duda y contradicción que lo ha llevado a experimentar sus más agradables y dolorosos momentos evolutivos, la razón. De esos sentidos tomando como “Principal“ la vista, ha sido desplegada toda la sazón diaria de la edificación vivencial y creativa de la persona. Pero en qué punto llegó a ser tan importante tal creación visual, tal mecanismo estetizador de la vida que dejara casi a un lado los demás sentidos? Hoy nos vemos ahogados en tornados visuales que han crecido y se han instaurado desde años atrás. “Lo que no se ve, no existe“, ésta parece ser la idea que nos rige actualmente para la creación de la máxima obra. La música se debe reforzar con el video y los posters, el aroma debe enfatizarse con la imagen, la textura debe ir ceñida por una armonía y corte visualmente llamativo y el que nos concierne el gusto, por un montaje correcto, creativo y armonioso de los elementos alimenticios para que éste pueda alcanzar su punto divino. El comer ha tenido que igualar sus técnicas, elementos, tendencias y usos casi a los de la pintura y escultura para poder alcanzar su grandeza. La comida es considerada una obra representable, y consumible, siempre y cuando existan en ella esos modelos comunes, dejando en segundo plano el sabor, textura o cantidad.
Dónde queda entonces esa necesidad puramente alimenticia, energética que llevaba la comida consigo cuando un plato vale más por su imagen que por su sabor o cantidad? La comida se convierte entonces en un mecanismo, en un objeto más del engaño publicitario, consumista, capitalista que encontramos en las sociedades modernas. La comida no es comida propiamente dicha, los alimentos, la carne, el pescado, los vegetales, las frutas, pierden su forma natural para ser moldeados según la tendencia de consumo. Si el plato no está adecuado según los estándares estéticos, no es apto para ser ingerido por una persona “De clase“, porque aquí también entra el estatus social a formar parte importante. Sólo las personas con “clase“, con un sustento económico moderadamente alto, son quienes tienen el derecho a degustar la “grandeza“ de la “buena“ comida. En este punto tendremos que dar un salto de página hacia los inicios de esa “Buena comida“ que es la que se tratará posteriormente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario