Cuando empezamos a crecer debemos tener una buena alimentación, esto es solo para crecer sanos y fuertes como Popeye, frase utilizada por las mamás y las abuelas como método de persuasión, por mas maluca, insípida y desagradable que fuera lo que nos iban a dar solo por hacer de esta sentencia algo cierto nos tapábamos la nariz y comíamos lo que nos dieran, casi que obligados.
Recuerdo muy bien que cuando estaba pequeño mi comida favorita era el huevo frito revuelto con plátano maduro picado en trocitos como cubitos, podía comer al desayuno, almuerzo y comida lo mismo, su nombre en diminutivo siempre era huevito con platanito, quien iba a pensar que algo producido por un animal que se alimenta de insectos asquerosos como lo son las lombrices, cucarrones y residuos de comida en descomposición y en el mejor de los casos algo que llaman cuido, compuesto por químicos y elaborados con el fin de alterar su
genética y hacer a estos animales mas grandes y fuertes, si, así como decían las abuelas y las mamás grande y fuerte como Popeye; fuera algo tan rico, fuera de ser alimentados por cosas desagradables y que al alterar su genética podría hacer de estos animales medio mutantes. El huevo, esa comida que tanto me gustaba se producía como si fuera un embrión o placenta dura, en donde venia un pollo por dentro, pero para poder ser huevo debía ser como una especie de aborto, pues no se alcanzaba a desarrollar el hijo de la gallina.
Pero esto no era lo peor, lo mas difícil y asqueroso que aun no logro asimilar, es que ese huevo, el huevito que tanto me gustaba acompañado de plátano o platanito salía por el culo de la gallina, ¿por el qué? Si por el culo!!! Por donde la gallina caga, por donde sale la mierda que huele a mil demonios, es mas su olor es tan fuerte que se han realizado algunas comparaciones de esto en nuestra cultura, cuando algo huele excesivamente mal se le dice que huele a rila de gallina, pueden imaginarse entonces ¿por dónde pasa y de qué viene untado ese huevito que tanto me gustaba a mi?.
Pero no importaba, al fin y al cabo prefería comer huevo, acompañado de platanito, pues su sabor era algo dulce, y ¿a que niño no le gusta el dulce? prefería comer cualquier dulce, dulce que tenia dos grandes efectos en mi cuerpo, el primero y mas advertido por mi mama era la caries, y el segundo es que me iba a engordar, el segundo efecto no me importó, pero gracias al primero tengo trozos de metal en todos mis dientes premolares y molares que impiden que estos animalitos que venían en los dulces se entraran a la raíz de la muela y evitar la única solución para estos casos, que era la extracción.
Nunca hice caso, me enferme, me obsesione por comer dulce, comía todo tipo de cosa que fuera una golosina, ya hasta tomaba sopa pero acompañada de azúcar, recuerdo que me comía un tarro de arequipe, que le untaba a todo, a tajadas de maduro, pan, tostadas, papas fritas, carne, yuca y hasta el jugo, todo iba acompañado de arequipe
Todo empeoró y con mi dientes llenos de calzas metálicas y con un exceso de peso que produce en mi hipertensión ante cualquier actividad física diferente a bañarme o comer, mi única solución ante esto fue solo comer y en algunas ocasiones bañarme, no me preocupo mucho por caminar, solo he desarrollado una extraña afición por la comida que para algunos es desagradable, en el día ingiero alimentos mínimo 6 veces pero no como cualquier cosas, mis alimentos son combinaciones extrañas que generan una mezcla de sabores originales y poco comunes en la gente que sale a la calle, pues yo no recuerdo mucho que es caminar, pero si recuerdo cuando podía hacerlo, además por mi ventana veo a la gente caminar, trotar, en ocasiones correr y en algunas ocasiones montados sobre algunos artefactos que llaman motocicletas o carros, yo la verdad solo monte algún par de años en una bicicleta, nunca logré subirme a otro vehículo de esos que se ven por las calles.
Antes cuando podía salir de este cuarto y no estaba conectado a estos cables que perforan ligeramente mis venas, me gustaba ir al rio, pues en las orillas habían una especie de ranitas, los demás niños les tiraban piedras y les llamaban renacuajos, yo los cogía con un colador en un termo los traía para mi casa, aquí los dejaba en el patio hasta que el solo calentara lo suficiente, ellos perdían su vida en cuestión de minutos, pues necesitaban el agua para sobrevivir, yo los dejaba en el solo por 3 días, al estar tostados, y obvio al escondido de mi mamá traía mermelada de maní y me los comía untándoles un poco en la parte de los ojos, pues sabia muy vinagre, como podrido.
El día mas feliz e infeliz al mismo tiempo fue cuando encontré en la cañería dos ratas flotando, ellas tenían las dos sus dientecitos afuera, sus ojitos cerraditos y las paticas en posición de tranquilidad, pensé que andaban nadando pero no, andaban muertas, que suerte tuve ese día, había encontrado dos ratas que podría comer con lo que yo quisiera, me dispuse a sacarlas y su textura era tan suavecita, que parecían de felpa no pude resistir chuparme una, pero no fue buena idea estaba agria como la hiel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario