CALDO-FUSIONES



CALDO-FUSIONES
Y LLENURAS. 

Por: María Isabel González


21 Años, 5 países, un trillón de ciudades y provincias. Sabores, sazón, platos llenos, vacíos, a medio comer; poco, mucho; rico, no tanto. Las comidas me pasan revueltas en la cabeza, un sin fin de colores, texturas y olores, cada uno me remite a una experiencia distinta.

Comer es un eterno maridaje, es equilibrio y armonía. Buscar siempre en el proceso potencializar el sabor. sazonar los platos y endulzar mi ritual, esa es la clave.

Primero la vista; detallar la forma, su montaje, cada porción de la composición expuesta ante mí. Que no haya desorden, que todo esté en un claro balance, arrocitos por fuera de la línea? No! Las verduras están amontonadas por doquier, primero las organizo, luego me lo como.
Comer todo a la vez? Nunca! Cuando todo está correctamente formado comienzo por la ensalada, luego las carnes y por último las papas, no me gusta comer en desorden; unos minutos después me tomaré la bebida, ni antes, ni a cada bocado que doy, sólo al final.

Luego un poco de información alimenticia, es esto pollo caramelizado?  Arroz con huevo…? No, gracias, prefiero el pescado y qué tal con carne de res? Gracias, pero no, me da desaliento…
Sí, algunos alimentos producen en mí esa sensación de pesadez y pereza, ni los pruebo, el sólo verlos me produce eso. Así que mi selección siempre es rigurosa.




Segundo el olor; algunos fuertes, otros más suaves, los olores me llevan a otras partes, otras época, ciudades distintas, personas, mi mamá, mi abuela, ese restaurante que tanto me gustaba a las afueras del Subway en esa ciudad del Norte. Cada plato tiene su olor característico, canela, orégano, pimentón, albahaca, un poco de yerba buena, banano, fresa, mora!



Mora: Las montañas llenas de cultivos, guantes para protegerte de las púas, comer varias mientras recojo en mi balde, y luego? Un poco de lecherita sobre ellas para la tarde, ese olor me lo recuerda.







Tercero textura; Nada de dureza, pero tampoco tan suaves, grumitos? No tanto, esa sensación me molesta, se trata de una perfecta medida entre lo suficientemente duro para que no se deshaga al momento de llevarlo a la boca, pero lo suficientemente suave para que se pueda dar ese juego táctil entre los dedos mientras lo cojo, los dientes, la lengua y la cavidad bucal mientras lo mastico, si puedo darme el gusto de pasarlo por mi boca y tragarlo sin problema será un buen bocado.


Arroz blanco o con huevo:
Fina porción de arroz blanco, esponjoso en lo posible, combinado con uno o dos huevos revueltos, una pisca de sal, salsa de tomate al gusto. Sírvase en cualquier plato del día, casi siempre sólo, otras veces acompañado con una tajada de pan o queso.

Año: 1999
Edad: 8 años.
Una noche María Isabel se rehusó, ¡Arroz con huevo? Otra vez?! No! Al otro día su madre le sirvió el buen plato de arroz con huevo, María Isabel dijo en voz alta: ¡No me gusta el arroz con huevo! Mientras tanto armaba una pataleta y no comió.
Resultado: Esa fue la última vez que María Isabel tuvo arroz y huevo entremezclados en su estómago.




Yo como de todo un poco, pero no me des arroz blanco, lo prefiero con leche, arroz chino, con verduras, de coco, con pollo, risotto; pero sólo? No!

Los sabores son un factor clave en este ritual, entre más sabores pueda encontrar en un plato, más me llamará la atención. Pan con mantequilla? No, prefiero echarle un poco de crema agria, una pisca de orégano, parmesano rayado y ponerlo a tostar un poco, la diferencia en tiempo será posiblemente unos 2 o 3 minutos más, pero indudablemente la experiencia gustativa será más amplia y placentera.

Es un pensamiento muy contemporáneo según dicen, la fusión, la mezcla, pura  globalización, transformación, de eso se trata para mí el proceso alimenticio, de un sin fin de elementos que se revuelven entre sí para dar esas sazones experimentales.

Comida = Transformación.

La monotonía me da miedo y en cuanto a comida aún más, me gusta probar siempre algo nuevo, una salsa, un pimiento, tal vez sólo un jugo diferente o una hierbita que no haya combinado o sólo una pisca de sal de más. Comer siempre lo  mismo es sinónimo de inmovilidad, de muerte. Lo he intentado con algunos alimentos,  el resultado? Catastrófico, dejaron de ser apetitosos y sólo siento por ellos un gran desazón, eso me producen cuando los veo, carne de res, arroz blanco, papitas de paquete, ya no puedo comerlas, me aburren.


Papas naturales de paquete:
Rodajas de papas fritas, espolvoreadas con sal y empacadas para la movilidad y facilidad de consumo. Muy usadas como alimento en las loncheras escolares.

Año: 2004
Edad: 14 años.
Las loncheras del colegio siempre suelen tener una base de fruta, mecato, un chocolate o dulce y bebida, estas bases siempre suelen variar en su materia prima, algunas veces manzana, pera, banano, fresas; maduritos, otras tocinetas, boliquesos, tostacos, papas; gaseosas, jugos naturales…
Una temporada esta variación se bloqueó, pasaban los días y la lonchera tan deseada no cambiaba:
Lunes = papas
Martes = papas
Miércoles = papas
…Y así pasaron varias semanas. Cada vez que abría la anhelada lonchera y veía las papas me desilusionaba, esperaba algo diferente, una sorpresa alimenticia, pero no pasaba.
Resultado: Cada vez que veo un paquete de papas naturales mi cara es cansancio, desilusión y desagrado.




Si la alimentación es un proceso cultural y la interacción es parte fundamental de tal proceso, es contundente pensar en la transformación como algo innegable en el desarrollo alimenticio, pero como tal proceso cultural también sucede que se vea entremezclado con juicios de valor agradables o disgustantes, de acuerdo a ideologías, contextos o psicologías de cada persona, familia, región o sociedad.

Qué es lo que hace, por ejemplo, que en los gemelos ciertas características como intereses o gustos alimenticios sean precisamente tan variables? El que las situaciones por las que pasan no son exactamente las mismas, esto deja de ser un tema genético, como muchos piensan, y pasa a ser una temática más social, cultural.

Tengo dos hermanas, son gemelas, tienen los mismos intereses en cuanto a roles, música, libros, temáticas, pero con la comida pasa algo totalmente diferente, una come pizza, la otra hamburguesa, en sentido contrario les desagrada totalmente esos dos alimentos, lo mismo sucede con el queso o el tomate, mientras una lo degusta con total placer, la otra podría vomitarlo. Qué fue lo que sucedió en la mente de cada una para odiar tanto el alimento que la otra ama? Esa es la interacción cultural de la que se habla a la hora de alimentarse y a la hora de pensar en sabores, fusiones y por ejemplo, el hecho de que ciertos alimentos me produzcan desazón.


Carne de res cocida:
Fino trozo de carne de res sazonada con aliños licuados (cebolla de rama, cebolla de huevo, pimentón y ajo), salsa negra y sal; sofreída en unas gotas de aceite y servida con arroz blanco y papas en tajadas.

Año: 2009
Edad: 18 años.



La carne es uno de los alimentos mas importantes en una dieta saludable, hace parte de la alimentación del ser humano desde las épocas prehistóricas, está en nuestra naturaleza comerla. Qué hace entonces que una persona decida dejarla a un lado? Ideologías vegetarianas, traumas, agravios de salud, etc. Mi caso es diferente. No se trata de tener que comerla, sigo comiendo carne, me gusta la carne. Se trata de un asunto visual, más que gustativo. No soporto su presentación en un plato, su pedazo extendido en él y mucho menos al lado del arroz blanco. Si la carne con la misma sazón, igualmente sofreída me es servida picada en una tortilla me la podría comer tranquilamente, si está desmechada con arepa, no hay problema. El asunto se agravia cuando me es servida en un plato con arroz.




Se habla entonces, de las combinaciones que se crean. Las fusiones alimenticias, los alimentos con sazones y presentaciones ya establecidas se vuelven tan comunes que pierden el gusto. Una comida para ser ingerida a gusto, para que se convierta en esa experiencia sensible y placentera debe ser innovadora cada tanto, debe cambiar y entremezclarse.

Comida es transformación, fusión y un eterno maridaje, eso es lo que hace que alimentarse sea toda una experiencia de sensibilidad, gusto y aprendizaje a lo largo de la infinitud de elementos por unir. 


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