Quitarles
su pelito y tripitas.
las preparé con
cebolla a termino medio sin sal, solo pude untarles arequipe, las acompañé con
plátano y un huevo crudo.
Por: Andrés Toro
Cuando empezamos a crecer debemos tener una buena alimentación, esto es solo para crecer sanos y fuertes como Popeye, frase utilizada por las mamás y las abuelas como método de persuasión, por mas maluca, insípida y desagradable que fuera lo que nos iban a dar solo por hacer de esta sentencia algo cierto nos tapábamos la nariz y comíamos lo que nos dieran, casi que obligados.
Recuerdo muy bien que cuando estaba pequeño mi comida
favorita era el huevo frito revuelto con plátano maduro picado en trocitos como
cubitos, podía comer al desayuno, almuerzo y comida lo mismo, su nombre en
diminutivo siempre era huevito con platanito, quien iba a pensar que algo
producido por un animal que se alimenta de insectos asquerosos como lo son las
lombrices, cucarrones y residuos de comida en descomposición y en el mejor de
los casos algo que llaman cuido, compuesto por químicos y elaborados con el fin
de alterar su genética y hacer a estos animales mas grandes y fuertes, si, así
como decían las abuelas y las mamás grande y fuerte como Popeye; fuera algo tan
rico, fuera de ser alimentados por cosas desagradables y que al alterar su
genética podría hacer de estos animales medio mutantes. El huevo, esa comida
que tanto me gustaba se producía como si fuera un embrión o placenta dura, en
donde venia un pollo por dentro, pero para poder ser huevo debía ser como una
especie de aborto, pues no se alcanzaba a desarrollar el hijo de la gallina.
Pero esto no era lo peor, lo mas difícil y asqueroso que aun
no logro asimilar, es que ese huevo, el huevito que tanto me gustaba acompañado
de plátano o platanito salía por el culo de la gallina, ¿por el qué? Si por el
culo!!! Por donde la gallina caga, por donde sale la mierda que huele a mil
demonios, es mas su olor es tan fuerte que se han realizado algunas
comparaciones de esto en nuestra cultura, cuando algo huele excesivamente mal
se le dice que huele a rila de gallina, pueden imaginarse entonces ¿por dónde
pasa y de qué viene untado ese huevito que tanto me gustaba a mi?.
Pero no importaba, al fin y al cabo prefería comer huevo,
acompañado de platanito, pues su sabor era algo dulce, y ¿a que niño no le gusta
el dulce? prefería comer cualquier dulce, dulce que tenia dos grandes efectos
en mi cuerpo, el primero y mas advertido por mi mama era la caries, y el
segundo es que me iba a engordar, el segundo efecto no me importó, pero gracias
al primero tengo trozos de metal en todos mis dientes premolares y molares que
impiden que estos animalitos que venían en los dulces se entraran a la raíz de
la muela y evitar la única solución para estos casos, que era la extracción.
Nunca hice caso, me enferme, me obsesione por comer dulce,
comía todo tipo de cosa que fuera una golosina, ya hasta tomaba sopa pero
acompañada de azúcar, recuerdo que me comía un tarro de arequipe, que le untaba
a todo, a tajadas de maduro, pan, tostadas, papas fritas, carne, yuca y hasta
el jugo, todo iba acompañado de arequipe
Todo empeoró y con mi dientes llenos de calzas metálicas y
con un exceso de peso que produce en mi hipertensión ante cualquier actividad
física diferente a bañarme o comer, mi única solución ante esto fue solo comer
y en algunas ocasiones bañarme, no me preocupo mucho por caminar, solo he
desarrollado una extraña afición por la comida que para algunos es
desagradable, en el día ingiero alimentos mínimo 6 veces pero no como cualquier
cosas, mis alimentos son combinaciones extrañas que generan una mezcla de
sabores originales y poco comunes en la gente que sale a la calle, pues yo no
recuerdo mucho que es caminar, pero si recuerdo cuando podía hacerlo, además
por mi ventana veo a la gente caminar, trotar, en ocasiones correr y en algunas
ocasiones montados sobre algunos artefactos que llaman motocicletas o carros,
yo la verdad solo monte algún par de años en una bicicleta, nunca logré subirme
a otro vehículo de esos que se ven por las calles.
Antes cuando podía salir de este cuarto y no estaba
conectado a estos cables que perforan ligeramente mis venas, me gustaba ir al
rio, pues en las orillas habían una especie de ranitas, los demás niños les
tiraban piedras y les llamaban renacuajos, yo los cogía con un colador en un
termo los traía para mi casa, aquí los dejaba en el patio hasta que el solo
calentara lo suficiente, ellos perdían su vida en cuestión de minutos, pues
necesitaban el agua para sobrevivir, yo los dejaba en el solo por 3 días, al
estar tostados, y obvio al escondido de mi mamá traía mermelada de maní y me
los comía untándoles un poco en la parte de los ojos, pues sabia muy vinagre,
como podrido.
El día mas feliz e infeliz al mismo tiempo fue cuando
encontré en la cañería dos ratas flotando, ellas tenían las dos sus dientecitos
afuera, sus ojitos cerraditos y las paticas en posición de tranquilidad, pensé
que andaban nadando pero no, andaban muertas, que suerte tuve ese día, había
encontrado dos ratas que podría comer con lo que yo quisiera, me dispuse a
sacarlas y su textura era tan suavecita, que parecían de felpa no pude resistir
chuparme una, pero no fue buena idea estaba agria como la hiel.
Después de haberlas rajado, quitarles su pelito y tripitas las prepare con cebolla a termino medio sin sal, solo pude untarles arequipe, las acompañe con plátano y un huevo crudo. Cuando iba en la mitad de la comida me sentí mareado, pero ese mareo no era algo normal, al parecer me había envenenado, dormí y desperté en este cuarto que estoy hoy, no es el cuarto donde vivía de pequeño, es un cuarto que tiene ventana hacia fuera. Pues el doctor lo ordeno, lo que ingerí pudo haberme dejado muerto, pero el exceso de dulce genero organismos de defensas que lo impidió. Quede con deficiencias motoras pero no muerto, ahora camino torcido, bueno no camino, me desplazo.
Lo mejor de lo anterior es la receta que el doctor, brujo,
chaman o adivino que me atendió, la verdad no lo recuerdo ni lo conocí, el le
dijo a mi mamá que si quería que yo viviera debía comer lo mismo que me había llevado
a estar en este estado, es decir cebolla, huevo, plátano maduro y unas goticas
de veneno en cada comida. Para ustedes puede que sea incomodo pero para mi no
lo es, a pesar de que no es un alimento rico en proteínas es una comida que al
comerla me lleva siempre a un viaje distinto, e ido hasta marte y tocado su
textura, he visitado territorios en los que en los sueños me atienden muy bien,
como Japón, india y Perú, al parecer mi figura no les importa y su felicidad
está en alimentarme, esos viajes son de los mejores me siento como un dios, un
dios de la comida.
Cuando me asomo por la ventana y las personas normales me
ven algunos me gritan gorgojo, pingüino o cerdo con dedos, aunque hay una niña
que es medio bonita que me grita oso, ese me gusta. La verdad esos apodos no me importan, lo que si me importa
es no poder comérmelos vivos, arrancarles dedo por dedo, chuparle los ojos y
tostar sus orejas al sol para comérmelas con mermelada de maní, hacer de ellos
un platillo delicioso, picar su uñas con ají o chimichurri argentino. Y
dejarlos vivos hasta que desmallaran del dolor. Algún día tendré un cultivo de
ratas, las comeré y si alguien quisiera comer les regalaría las negras, aquí
entre nos saben muy acidas, tanto que ni a mi me gustan.
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